Persona que vive en las calles de las ciudades, y temporalmente en albergues, a causa de una ruptura encadenada, brusca y traumática de sus lazos familiares, sociales y laborales.
El miedo a revivir situaciones traumáticas suele provocar en esta persona rechazo (de distintos grados según la persona) a volver a intentar llevar una vida laboral y a rehacer relaciones familiares y sociales.
También la extrema indigencia a la que le conduce esta situación es un obstáculo para ello.
Persona Sin Hogar es el nivel máximo de exclusión social que realiza una sociedad moderna.
Causas
Se suele incidir en que las razones por las que estas personas se encuentran en esta situación son rupturas de lazos de tres tipos:
* Ruptura de lazos familiares y personales. No tienen una relación habitual o no mantienen ya ningún contacto con su familia directa e indirecta. Puede deberse a la muerte de uno o varios miembros, a una pelea familiar, a la distancia que les separa, a una adicción, a una enfermedad o transtorno físico o mental, etcétera.
* Ruptura de lazos laborales. Las personas sin hogar no tienen empleo o no tienen un empleo fijo que les proporcione ingresos estables. Aunque, probablemente, lo tuvieron. Se calcula que un 10% de estas personas tiene incluso estudios universitarios.
* Ruptura de lazos sociales. La persona sin hogar (antes o después de serlo) puede perder sus amigos o puede tener dificultades institucionales (problemas judiciales o con la policía). Puede ser un proceso gradual o una ruptura brusca porque sus amigos le den la espalda al no aceptar su indigna situación.
En psicología suele denominarse a estos acontecimientos "sucesos vitales estresantes". Se trata de rupturas que pueden y suelen caracterizarse por tres rasgos:
* Son encadenadas. Es decir, una ruptura puede conducir a otra. Por ejemplo, la pérdida del trabajo puede provocar que la persona pierda los lazos familiares o, a la inversa, una fuerte ruptura familiar (por una muerte, una pelea, un maltrato, una adicción) le lleva a la persona a perder también el trabajo por no poder realizarlo correctamente debido a sufrir una profunda depresión.
* Son traumáticas. Provocan un alto sufrimiento psicológico en la persona, de manera que su voluntad puede verse de tal manera debilitada que no encuentra motivación para volver a rehacer sus lazos y llevar una vida digna. Además, la vida en la calle suele agravar aún más esta apatía.
* Son bruscas. Puede que la persona haya vivido varios grandes traumas encadenados y alejados en el tiempo durante su vida, pero probablemente uno de ellos le lleva directamente a la calle. Es decir, vivir en la calle no es algo meditado, sino una solución precipitada para alejarse del dolor o la única opción tras ser expulsada de su lugar de residencia habitual.
El perfil de las personas sin hogar
Según datos de diciembre de 2005 del Instituto Nacional de Estadística español, el 82,7% de las personas sin hogar son varones. La edad media de este colectivo es de 37,9 años y sus ingresos medios son de 302 euros al mes.
Además:
- Casi la mitad de esta población tiene hijos (46%), aunque sólo una décima parte vive con ellos.
- El 30% de las personas sin hogar es abstemia y nunca ha consumido drogas.
- El 37,5% lleva más de tres años sin alojamiento propio.
- La mitad de la población sin hogar busca trabajo.
- El 51,8 % son españoles y el 48,2 % extranjeros.
- Los extranjeros sin hogar llevan, de media, tres años y siete meses en España y un año y 11 meses en la comunidad autónoma donde se les ha localizado.
Asistencia y reinserción A través de las instituciones públicas, las organizaciones de beneficiencia y las ONG, se han dado muchos tipos de atención a este colectivo: Asistencia. La atención a las personas sin-hogar, mayoritaria y tradicional, ha consistido en la provisión de servicios de necesidades básicas a las personas sin hogar como duchas públicas, servicios de lavandería, albergues o comedores sociales por precios muy reducidos o gratuitamente. Este tipo de servicios deben ir acompañados de otro tipo de programas mása encaminados a la inserción social para lograr una mayor autonomía de las personas. Inserción sociolaboral. Consiste en ofrecer un acompañamiento a personas que están en situación de exclusión laboral y social, con el objetivo de incorporarse en el mercado laboral. Tras unos talleres de formación previa, la inserción se desarrolla dentro de un entorno productivo, con funcionamiento de empresa, que resulta educativo para la persona. Prensa social. Su principal objetivo no es la información, sino convertirse en un recurso para colectivos marginados que evite la mendicidad u otros métodos peores de hacerse con dinero como pueden ser la prostitución, la venta ilegal o los robos. Esta prensa es la que vemos distribuirse por la calle y de la que parte del precio de cada ejemplar vendido va destinado al vendedor, que puede ser una persona parada, una toxicómana en proceso de rehabilitación, una persona sin hogar y -últimamente muy habitual- una persona inmigrante. Algunos ejemplos son Milhistorias y la desprestigiada La Farola. Rutas de calor y café. Se trata de salidas nocturnas de voluntarios hacia puntos donde se han localizado previamente a personas sin hogar. El café con leche o el bocadillo que se ofrecen no es más que un pretexto para romper el hielo. El objetivo es romper la incomunicación de la vida de las personas sin hogar y servirles de lazo con los recursos sociales. Otros. También existen talleres literarios, talleres de interpretación y hasta un campeonato mundial de fútbol calle, en el que también ha participado la selección española de personas sin hogar.
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